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Un dato sorprendente: a cuántos bebés anotan con el apellido de su mamá primero

A la clásica pregunta de “¿Por qué me pusieron este nombre?”, ya la acompaña otra “habitual”: “¿Por qué no me pusieron el apellido de mamá?”. Y a futuro puede que se sume una nueva: “¿Por qué no me pusieron el apellido de mamá primero?”. Por ahora, no pasa.

Los registros civiles, clínicas y hospitales hoy en día son lugares donde se toma más de una decisión con recién nacidos en brazos. Hay diversas definiciones relacionadas al apellido. Y a uno en particular: el materno.

Si nos ajustamos sólo al género femenino, hay madres solteras; hay madres que eligen poner sólo sus apellidos aunque haya un padre; hay dos madres; están las que ponen su apellido junto al del padre y, mejor dicho, después que el del padre. Y las que no lo ponen. 

Todo cambió y si bien cada vez es más fácil escuchar la dupla ​de apellidos detrás del nombre de los bebés, lo que sigue sin marcar tendencia es que el materno esté adelante.

Las últimas estadísticas del Registro Civil porteño muestran que el 45,17% de los bebés que se inscriben en la Ciudad llevan sólo el apellido del padre. El porcentaje es muy similar desde 2019. Pero también, cuando se anotan con ambos apellidos, casi siempre llevan el del padre primero: fueron el 43,65% de los nacimientos este año.

Apenas 2 de cada 100 recién nacidos que se inscribieron el año pasado en la Ciudad fueron anotados con el apellido de la madre adelante. Y casi 6 de cada 100 sólo llevaron el apellido de la madre, pero por cuestiones de no relación o inexistencia de padre. El resto corresponde a otros casos.

A nivel nacional, el porcentaje es mayor. De acuerdo a datos del Renaper, pero en este caso sumando dos años, 2020 y 2021, de 1.035.000, el 9,4% tuvieron “apellido materno y paterno compuesto, y el materno primero”.

A la hora de anotar a un bebé, entonces, sigue, “muy firme”, la percepción de que el apellido del padre debe ir “sí o sí” y “primero”

¿Tradición? ¿Costumbre patriarcal? ¿Falta de interés en el cambio? ¿Miedo a que complique en cuestiones administrativas o jurídicas? ¿Por qué no se elige el apellido materno como el primero?

Clarín consultó a especialistas en Derecho de Familia y Género, para entender el entramado de vínculos detrás de una decisión que ya no se se toma una sóla vez.

Es un problema de hábito. En nuestro hábito cultural se usa, en general, un sólo apellido. Esa rutina está basada en la mayor jerarquización del padre. Recién ahora está empezando a aparecer el uso de dos. Y en ese caso, se agrega el materno en segundo lugar”, dice Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).

Hábito o peso de la cultura patriarcal, son poquísimos los bebés que reciben primero el apellido de su mamá. Foto Shutterstock

¿Por qué aún tan pocas personas se agregan luego el apellido de la madre? “Lo hacen muy pocas, y menos aún se hace el cambio de que el de la madre vaya adelante. No hay una paridad. Esto es interesante para plantear, en la medida que se quiere reconocer el apellido de la madre en primer lugar. Para esto hay que hablar, difundir y analizar. Porque, entre el desconocimiento y la pauta habitual, manda el hábito”, agrega Bianco.

Si sólo hay que adicionar el apellido materno, no hay que judicializar el pedido, pero si lo que se pide es modificar el orden o suprimir uno de los apellidos, hay que recurrir a la Justicia.

La fuerza de la costumbre

Los cambios más sustanciales sobre el apellido materno tienen fecha: agosto de 2015, cuando entraron en vigencia las reformas del Código Civil y Comercial. Hasta ese momento, el que siempre iba en primer lugar era el del padre. Y, si se lo expresaba de manera concreta, recién cuando la persona tenía 18 años podía agregarse el materno

“Ese régimen, absolutamente patriarcal, tenía su fundamento en una época en la que se entendía que no podían llevar el apellido de las madres porque eran personas sobre las cuales cabía una gran cantidad de limitaciones. ¿Cómo podían ponerles sus apellidos si a duras penas tenían libertad para llevar adelante unos pocos actos, siendo necesario tener que pedir o contar con la conformidad del marido?”, explica Marisa Herrera, doctora en Derecho, docente, y especialista en Derecho y familia.

A siete años de que se alcanzara el principio de igualdad, ¿por qué se sigue eligiendo usar primero el paterno? “Una cosa es la ley, pero aún ‘la fuerza de la costumbre’, de la cultura, se hace sentir, y por eso la mayoría de quienes nacen en el marco de parejas heterosexuales (casadas o no, algo que no interesa por el principio de igualdad de derechos de los hijos matrimoniales y extramatrimoniales) prima el apellido paterno como apellido único“, dice.

Herrera dice que las parejas del mismo sexo “no están marcadas por la cultura patriarcal de que el hombre marca el camino en algo tan básico y central como es el apellido en términos identitarios”. Pero en las otras, “en pocas oportunidades” se decide de común acuerdo entre los progenitores “el apellido único de la madre o el apellido de ambos ya sea colocando en primer lugar el del padre seguido el de la madre o, más excepcional aún, al revés”.

Las razones, además de la “cultura”, para la experta también podrían estar en el desconocimiento sobre esta amplitud e igualdad que recepta el Código.

¿Los registros civiles informan de las posibilidades más amplias e igualitarias que permite el Código Civil y Comercial? “Aquí también seguiría primando la idea de registros con una función más pasiva, estricta o rígida, sin darse cuenta de que ellos también forman parte del Estado y la consecuente obligación de modificar estereotipos de género“, resume.

Sobre las dudas de complicaciones en lo administrativo o burocrático, el cambio de apellido no impacta en nada. Lo que vale es el DNI y eso es inamovible, seguimos siendo las mismas personas con los mismos derechos y obligaciones nos cambiemos el género, el nombre de pila, el apellido o el orden de los apellidos.

Historia de una decisión

La beba de Natalia, una profesional de 35 años que en las redes sociales y en la vida real lleva la bandera feminista, nació en la Ciudad y fue inscripta con el apellido del padre primero. Esa decisión tiene una interesante historia por detrás. Una que, por un lado, marca una realidad que cambió y, por el otro, una que persiste y se ve en los datos de esta nota.

“Mi novio quería que nuestra hija tenga mi apellido adelante, por una cuestión feminista de ¿Por qué primero el apellido del padre?. Estaba bastante decidido hasta que en la clínica, para evitar confusiones con otros bebés, le pusieron mi apellido en la pulserita y en el cartelito… y no nos gustó cómo sonaba. Fue simplemente una cuestión de cacofonía. El nombre quedaba mejor con el apellido de él“, cuenta esta madre primeriza a Clarín. La historia no termina ahí.

“Lo que me pareció bien es que la partera, que al momento de anotarla vos estás a mil por toda la situación y todavía medio drogada, nos preguntó qué apellido le íbamos a poner primero. No dio por hecho que iba a ser el de él. Además, cuando se equivocó al escribirlo y lo hicimos de nuevo mi novio me repreguntó si quería poner el mío primero y le dije que no. No sé, puede ser que me haya llevado puesta el patriarcado en ese momento, pero me parecía que quedaba mejor con el de él”, sigue.

Agustina, arquitecta, de 41 años, y que sólo tiene hermanas y primas segundas por vía paterna, está embarazada de siete meses. Pensó en ponerle primero su apellido, dice, “para que continúe en la historia el mío (que es el paterno, claro) y no se acabe el apellido con nosotras (por todas las mujeres de la familia)”. Pero al final su beba, que nacerá en la Ciudad, llevará primero el de su marido.

“Le voy a poner los dos, sin dudas, pero al final decidí que el de él primero, por una cuestión de que me parece más común, habitual, que el de él esté primero. Espero que, más allá de que esté en el DNI, ella use en el día a día también mi apellido”, cuenta.

Según pudo saber Clarín, en la Provincia de Buenos Aires las personas inscriptas con el apellido materno primero aun son menos que en territorio porteño. No están los datos exactos ya que, como explicaron a este diario, el departamento de estadística no tiene posibilidad a través de la plataforma de filtrar cuáles de las inscripciones son con apellido materno solamente o cuales tienen adicionado el apellido materno antes que el paterno”. Y en el interior del país, los casos son a cuentagotas.

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