Alberto Fernández aprovechó que su agenda en Francia fue acotada para tener un momento de distensión. Fue en la noche del jueves, tras la rueda de prensa previa la reunión con Emmanuel Macron, que el Presidente reunió a sus colaboradores más cercanos y encabezó una cena “de amigos”.
No fue en la embajada, dado que Leonardo Constantino estaba enfermo y no pudo participar activamente en la visita del Presidente.
De todos modos, la anfitriona fue una amiga de Fernández: la embajadora ante la Unesco, Marcela Losardo, quien puso a disposición su departamento en Porte Maillot.
La ex ministra de Justicia había llegado de su primer viaje como embajadora en Martinica, una isla de las Antillas, en el mar caribe, que forma parte de Francia.
El menú estuvo a cargo del cocinero de la embajada: una entrada de quesos, lomo con verduras como plato principal; y frutillas con crema, el postre.
La cena fue solo para los íntimos: el canciller Santiago Cafiero, los secretarios Gustavo Beliz (Asuntos Estratégicos), Julio Vitobello (Presidencia), Gabriela Cerruti (Comunicación y Prensa) y Cecilia Todesca (Relaciones Económicas Internacionales); y la jefa de Gabinete de Cancillería, Luciana Tito.
Agotado porque la interna del Frente de Todos se coló a lo largo de toda la cobertura, el vínculo con la prensa fue parte de la cena, que se prolongó hasta cerca de la 1, cuando Alberto emprendió la vuelta al Hotel Raphael. “No paran de preguntar de la interna”, fue la reflexión que se escuchó.
La sorpresa de la comitiva oficial tenía que ver con el nivel de conocimiento y de interés de los periodistas españoles, alemanes y franceses respecto a la tensión con Cristina Kirchner.
Un dato que acaso explique porque, tras conceder una entrevista con el periódico Le Monde, Fernández canceló un reportaje con France 24.
La intención en todo momento del Gobierno, aunque sin demasiada eficacia, fue sacar el tema de la interna y centrarse en la guerra, y en las posibilidades de Argentina en tema alimentos y energía.
Rodeado de amigos, en la cena se evitaron las diferencias con la vicepresidenta. Hubo, en cambio, un instante en el que se habló de una coincidencia entre ambos: fue cuando Alberto F. planteó su rechazo a la Boleta Única de Papel, la iniciativa que la oposición impulsa en el Congreso y que Cristina Kirchner criticó días atrás.
La vice la calificó de “boleta oculta, porque es un pedazo de papel con una cantidad tremenda de partidos donde solo se conoce al primer candidato. Una boleta donde votás una lista de diputados como si fuera una ristra de chorizos o de ajos, pero no sabés si hay chorizos, si hay ajos”.
Durante el viaje, Alberto fijó posición a un integrante de la comitiva que lo acompaña: “El sistema electoral argentino es una de las pocas cosas que anda bien en la Argentina. Nunca hubo cuestionamientos de fraude ¿Para qué cambiar?”, lo interpeló. Y no descartó vetar el proyecto si se aprueba.
“Hay consenso en eso, los dos están en contra”, dijo aliviado un participante de la cena.
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