Entre enero y marzo, la inflación promedio fue del 16,1%, En tanto en el rubro alimentos y bebidas, el que más impacta en los sectores de ingresos bajos o fijos, como los trabajadores o jubilados y pensionados, el alza fue del 20,9%. Así, si bien en distintos grados la inflación golpea a todos los sectores, con más fuerza se ensaña con los de menores recursos.
Aún así, los alimentos básicos -que más inciden en la canasta básica familiar —se dispararon mucho más: el precio del tomate redondo aumentó el 128,46%. La lechuga 88.96%. La docena de huevos el 52,66%. Cebolla 45,20%. Café molido 32,56%. El pan de mesa un 40,53%. El pan francés 27,76%. Azúcar 20,50%. La leche fresca 20,45%. El pollo entero 23,68%. Y así podríamos seguir con el listado de acuerdo a los precios promedio relevados por el INDEC.
En casi su totalidad, en el primer trimestre, los aumentos referidos a alimentos tuvieron alzas de dos dígitos. Pero no solo son los alimentos. También los artículos de limpieza y para el hogar tuvieron fuertes incrementos , como el jabón en pan con el 21,82%, champú 20,47%, pañales descartables 18,39%, jabón de tocador 18,04%, y detergente líquido 16,91%.
Todos estos porcentajes anticipan que tanto la canasta de indigencia como la de pobreza volverán a reflejar aumentos por encima de la inflación promedio. llevando la línea de pobreza familiar a más de $ 90.000.
Es un valor que no alcanzan a cobrar ya no solo los desocupados o los que cobran ayudas del Estado, sino el 70% de los asalariados informales y un 25% de los asalariados registrados. Y están marcando un aumento muy fuerte de la indigencia y la pobreza en el primer trimestre del año.
Los propios comerciantes admiten que los “precios cuidados” no ayudaron a bajar la inflación de los alimentos por cuanto esos productos no son abastecidos en regiones, ciudades y barrios del interior del país. Y allí donde si están en las góndolas, en muchos casos, tienen precios superiores a la de productos similares que no están en el Programa.
El INDEC informó días atrás que en promedio para salir de la pobreza los hogares deberían tener un ingreso un 58,5% superior al que están recibiendo.
Seguramente con estas cifras en la mano, entre otras medidas, el Gobierno decidió adelantar las paritarias, otorgar un bono de $ 6.000 a los jubilados que cobran la jubilación mínima e incrementar la tarjeta alimentaria que estaba congelada hacia 12 meses.
Sin embargo, parecen medidas insuficientes porque no reponen la inflación pasada, máxime teniendo en cuenta que sueldos y jubilaciones están entre un 20/30% por debajo del poder adquisitivo de fines de 2017.
Hacia delante la suba de los precios seguirá haciendo de las suyas por cuanto los instrumentos que el año pasado el Gobierno utilizó para “anclar” la inflación – tarifas y dólar, y aún así la suba de precios fue del 50,9%- este año están “desanclados”, según fue acordado con el FMI. Se estima que en abril el índice de precios podría variar un 5%, de acuerdo a los registros de la primera quincena del mes.
Ya el tipo de cambio o el dólar oficial – por donde se canaliza todo el comercio exterior- exportaciones e importaciones – está subiendo a un ritmo mayor, lo que sumado al incremento de los precios internacionales, ejerce una doble marcación de precios, y aún con segmentación se avecina un fuerte incremento de las tarifas.
Además, el Banco Central volvió a subir la tasa de interés, encareciendo el crédito y el crecimiento, pero aún se ubica por debajo de la inflación.
No menor es el impacto del aumento de los costos de la energía y de las materias primas como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania y las medidas de represalia económica adoptadas por buena parte del planeta que han disparado la inflación internacional.
En el caso argentino, al 50% anual de los últimos años, se agrega ahora la inflación internacional que pivotea en los precios de los alimentos y la energía con fuerte incidencia sobre los costos de producción de los servicios y productos elaborados.