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El Fondo Monetario a dos puntas: gracias a Biden y a Trump

La regla del encuentro en Chatham House, el think tank dedicado a desmadejar conflictos internacionales es la que rige allí: los participantes tienen vedado revelar quién dijo qué cosa, pero sí pueden usar lo que escucharon. Por eso, los asistentes al desayuno con el embajador de los Estados Unidos que organizó José Bordón, actual presidente del CARI, se atienen a esa norma de la discreción. Que no impide que se sepa qué es lo que se llevó cada uno del encuentro.

• Mark Stanley recibió el agradecimiento del gobierno argentino al de su país por el apoyo de la Casa Blanca al acuerdo con el FMI.

• Los desayunantes se enteraron de que el jueves habían hablado Santiago Cafiero y el canciller americano Anthony Blinken, que fue informado del voto anti-Putin de la Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Ocurría en el mismo momento cuando Mauricio Macri salía hacia la residencia de Donald Trump Mar-a-Lago en Palm Beach, también para dar las gracias por el apoyo de antaño también en el FMI. Lo que se dice, una política de Estado.

El agradecimiento de los oficialistas presentes en ese desayuno innombrable (Gustavo Béliz, Eduardo Valdés – llegó tarde -, Adolfo Rodríguez Saá) es un regalo de Olivos a Cristina De Kirchner, del cual ella se enteró cuando habían pasado algunas horas. La visita a Trump es un regalo de Mauricio a Horacio Rodríguez Larreta, que ese mismo jueves asistió en el Colón al recital de Plácido Domingo en beneficio de Ucrania. Se enteraron de eso tarde los desayunantes por la oposición (Jesús Rodríguez, Fernando Straface – canciller de Larreta-, Ricardo Lagorio – ex embajador de Macri en Rusia, los senadores Humberto Schiavoni y Alfredo Cornejo).

La vicepresidenta Cristina Kirchner reunida con el embajador de Estados Unidos en Argentina, Mark Stanley

• Además del agradecimiento del gobierno por el pacto con el FMI, Mark Stanley – que cruzó chanzas por la homonimia con Guillermo Stanley, de la representación empresaria – se llevó la duda de qué es lo que quiere en adelante la Argentina en esta nueva etapa de relaciones amistosas. Suele ocurrirle a enviados de otros países cuando se reúnen con grupos bipartisanos. Algo avanzó cuando supo que la Argentina es Aliado Estratégico Senior de la OTAN desde la era Clinton. El secreto de la casa Chatham impide recordar que Lagorio negoció esa relación cuando era subsecretario de Política y Estrategia del Ministerio de Defensa en el gabinete de Carlos Menem. Pero eso no se puede contar.̉

• Tampoco se puede contar que debió estar Jorge Argüello, que apuró el regreso a su embajada a los EE.UU. con la misión de cerrar detalles y fecha de un encuentro de Alberto Fernández con Joe Biden. Un regalo para Macri, amigo manifiesto de Trump, y también para Cristina, que admiró la agenda globalifóbica de Trump, y debe estar encantada con la similar globalifobia de Putin en su invasión de Ucrania. Aunque es mejor hacer silencio.

Grupo San Isidro, ensayo para un efecto dominó

Este encuentro buscó el silencio, a diferencia de los asistentes al asado que le propinó Juan Manuel Urtubey a lo que llamaremos el grupo San Isidro, un emprendimiento bipartisano de Emilio Monzó. Cuando se despedían se preguntaron: ¿esto cómo lo vamos a contar? Hay que salir – impuso uno – de esa costumbre de andar ocultando estas cosas.

Una novedad que busca también provocar algún efecto dominó en los espacios en los que se referencian los invitados: Gerardo Morales, presidente de la UCR; Juan Schiaretti, el gobernador peronista más importante; Rogelio Frigerio, el verdadero jefe de gabinete durante la administración macrista y valedor de los acuerdos con mandatarios peronistas; Angel Rozas, ex presidente de la UCR en los dos mandatos en los que Morales fue secretario del Comité Nacional; Graciela Camaño, que significa siempre más que una conducta individual y certifica cambios de piel; Florencio Randazzo, que está solo y espera; y Pablo Javkin, intendente de Rosario que coquetea con el ala frigerista de Cambiemos y debe resolver, para seguir en carrera, la ampliación de una coalición santafesina.

El Consejo, banco de pruebas

Que buscasen alto perfil para la cita es lo más importante. Mucho más que lo pueda significar como armado electoral, que todos niegan. Lo segundo en importancia es el compromiso de repetir el encuentro dentro del mes. La tarea que se impusieron es llevar una lista de proyectos de ley que puedan promover juntos en el Congreso. Un torpedo para el oficialismo, que perdió el número en las dos cámaras.

En Diputados la situación es más grave, porque el peronismo no puede asegurar quórum ni votos para ningún proyecto que no esté acordado con la oposición. Esto llevó a la situación insólita de que ya arrancó abril y no se han podido integrar las comisiones, y está paralizado cualquier trámite legislativo.

¿Qué duda cabe de que el primer proyecto que empujarán será la reforma del Consejo de la Magistratura, en términos muy diferentes a los que sancionó el Senado con 37 votos justos, después de cederle la iniciativa al rionegrino Alberto Weretilneck? ¿Será la próxima batalla para arrinconar al oficialismo, que no tiene en el Senado los 2/3 de los votos para insistir en ese texto, aprobado con tanta dificultad? También una prueba de lealtad de este incipiente romance opositor: la “enmienda Camaño” sobre el proyecto aprobado en el Senado, puede abrir una ventana para que la Corte se siente en el Consejo. Lo rechazó hasta ahora el oficialismo, pero no le duran sus convicciones. Con tal de no comerse otra derrota en Diputados está dispuesto a ceder.

El oficialismo se enamora de la agenda de la oposición

Elasticidad de ocasión: Después de todo el gobierno ha adoptado, lentamente, todas las consignas de la oposición: ahora demonizan la inflación, los cortes de calles, el planismo pobrista, la invasión a Ucrania. Todas eran banderas de la oposición.

La crisis de liderazgo en el peronismo lo ha arrastrado a una crisis de programa que, por efecto domino, lo llevó el 14-N a una crisis en el control territorial. La descomposición del liderazgo ha empeorado. Una nueva agenda, entienden, le puede ayudar a recuperar control territorial, Explica que los gobernadores, que son el core del peronismo verifique un giro hacia la búsqueda del voto moderado que es bisagra entre las dos coaliciones, y que elija como eje la lucha contra la inflación. Ese fue el reclamo de los mandatarios que hace una semana se reunieron en el CFI para cantar “¡Paren la inflación!”.

El hermetismo del mercado del voto

El país ya vive una agenda preelectoral. El mercado de los votos es el más hermético y misterioso. Nadie sabe qué es lo decide la voluntad popular, algo en lo que han fracasado generaciones de expertos en marketing. Es el reino de la confusión y la sana ignorancia, dominado por eso que metafóricamente bautizó Adam Smith: la mano invisible del mercado.

La incertidumbre sobre hacia dónde se disparará la opinión pública en las elecciones de 2023 es la contracara del ataque de libertad que les ha agarrado a los políticos. Compensan su ignorancia sobre lo que puede pasar en el futuro, al decir de Shoshana Zuboff- autora del libro “La era del capitalismo de la vigilancia” (2019) -, con un ejercicio de la máxima libertad de acción. Se animan a estos encuentros bipartisanos, que ponen en peligro el armado de sus propios espacios.

Reuniones como la del CARI, la del grupo San Isidro o, más modestamente, el almuerzo Macri-Trump, son una prueba de cómo los políticos ensayan gestos de libertad, a ver si pueden penetrar en el “patrón no encuestable” del misterio del mercado. Fracasadas las hipótesis de que pueden lograrlo con encuestas o el análisis de los big data, se dan este tiempo para mostrarse con una libertad que no se les conoce en tiempos no electorales.

Hacia el partido del ballotage

La hipótesis que respalda los pergeños de Monzó – que fue el “tropero” del voto del interior para Cambiemos antes de 2015 – es que una coalición transgénica como la de la oposición debe crecer con lo que los españoles llaman “la amistad de los afines”. Esta expresión circula en las estrategias del aznarismo que siguió Macri en los momentos fundacionales del PRO, y que expresa el consejo de José María Aznar: “Hagan como nosotros en España, junten todo lo que esté a la derecha de la izquierda”. Traducido a estas costas significó juntar todo lo que estaba más acá del peronismo.

Eso fue el Partido del Ballotage que ganó las elecciones en 2015. La mesa de 2019 del peronismo Federal de Schiaretti, Urtubey, Pichetto, Lavagna y Massa, es un precedente que estalló porque a Macri se le ganaba más fácil desde un peronismo que uniese a los “federales” con los “peronistas del AMBA”, con la condición de que Cristina no fuera candidata a presidente.

Horacio Rodríguez Larreta y Emilio Monzó.

La ampliación de los afines

La cita del grupo San Isidro es un borrador que se inspira en esa amistad de los afines, que no es un acuerdo de dirigentes, sino una ampliación de la base del voto que no se sindica en el peronismo cristinista. No juntan poco: Schiaretti, que todavía manda en Córdoba, donde comparte electorado con el anticristinismo, Larreta a través de Monzó-Frigerio y la minoría de la minoría del peronismo del AMBA que representan Camaño y Randazzo. Allí el cristinismo perdió en el 14-N por paliza, y es una oportunidad para poner en funcionamiento una ambulancia.

La misma música impregna todos sus actos. El martes, antes de este asado en San Isidro, Schiaretti había recibido a Jorge Capitanich en Córdoba. El chaqueño tiene el impulso más fuerte para asumir una candidatura nacional en 2023. El viernes se juntó en Salta con sus colegas del llamado Norte Grande, que integran peronistas y también radicales como Morales y Gustavo Valdés – anfitrión de Elisa Carrió, que guarda silencio pascual con una visita de un mes a Corrientes y el Chaco, su querencia. E

esperaban en Salta a Alberto Fernández, pero sólo comprometieron a Juan Manzur, después de que ese grupo, que preside Gerardo Zamora, se negase a postergar la reunión para acomodarla a la agenda del presidente. Ellos también tienen sus urgencias, como ponerle una fecha al encuentro con los mandatarios del Centro del país que coordina Schiaretti. Puede ser la semana que viene. Y ahí te quiero ver.

AQ

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