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«Esto nunca fue tan grande, necesitamos que hagan algo»: las mujeres que dejaron todo para luchar contra los incendios en Córdoba

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En medio de los devastadores incendios que arrasan las sierras de San Marcos, las mujeres han tomado un rol protagónico en la lucha contra el fuego. Mientras los bomberos y los vecinos suben a combatir las llamas con los pocos recursos disponibles, ellas se encargan de confeccionar barbijos, preparar comida y organizar la logística necesaria para sostener el esfuerzo comunitario.

Al acercarse a San Marcos Sierras por la ruta, el olor a humo se vuelve inconfundible. Una espesa nube gris comienza a cubrir el camino, dificultando lentamente la visión de las montañas a la distancia. «Esto nunca fue tan grande, necesitamos que hagan algo», suplica una mujer, que lleva incontables botellas de plástico en cada mano mientras habla con Clarín y acelera sus pasos para llegar al lugar donde los vecinos comienzan a organizarse para hacerle frente al fuego.

En el corazón de San Marcos está «Bar Pueblo», el negocio de Alejandra García. Cuenta que desde el fin de semana su local, que abrió hace menos de un año, dejó de funcionar para poder abocarse por completo a ayudar. Sobre las mesas, varias mujeres se sientan con máquinas de coser para hacer «monjas» y barbijos.

«Somos las mujeres de todo el pueblo que nos juntamos acá, somos 15 en total. Este fin de semana suspendimos todas las actividades que teníamos por el Día del Estudiante y la Primavera. Y hace tres días que nos juntamos acá para coser barbijos y lo que se llama monjas, que son estas protecciones que dejan a la vista solo los ojos. A esto lo repartimos entre los brigadistas, que son pobladores de aquí, voluntarios», cuenta.

El bar de San Marcos Sierras que se convirtió en taller de confección para abastecer de insumos a los brigadistas que pelean contra los incendios en Córdoba.  FOTO: MARCELO CARROLLEl bar de San Marcos Sierras que se convirtió en taller de confección para abastecer de insumos a los brigadistas que pelean contra los incendios en Córdoba. FOTO: MARCELO CARROLLCon sus propios autos reparten en los lugares donde los brigadistas suben a combatir el fuego. Tanto el bar como los puntos donde los vecinos logran organizarse se abastecen de las donaciones de la propia comunidad, que hacen llegar retazos de tela y alimentos.

«Yo dejé sin funcionamiento mi bar, cualquiera puede pensar que está perdiendo ganancia, pero la verdad no perdemos nada si se salva el monte. Todo lo que se está perdiendo es tan preciado. Ese monte nos da el agua y nos da vida», manifiesta la dueña de «Bar Pueblo».

El sonido del pedal de las máquinas de coser marcaba un ritmo constante, mientras un grupo de mujeres se reunía alrededor de las mesas. La luz cálida del lugar iluminaba sus rostros concentrados, donde cada puntada representaba un esfuerzo colectivo por enfrentar la crisis.

«Necesitamos que nos ayuden, necesitamos que la provincia y la nación nos den recursos. Nosotros solos no podemos», comenta una de las mujeres, rodeada de bolsas con alimentos listos para ser enviados a los frentes de trabajo.

María de Las Estrellas Gareca, una de las mujeres de San Marcos Sierras que montaron un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLLMaría de Las Estrellas Gareca, una de las mujeres de San Marcos Sierras que montaron un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLL

La producción de chicotes frente al río

A las cercanías del Río San Marcos, un grupo de vecinos comienza a trabajar en las estructuras vacías de los puestos de artesanos.

«Ahora estoy cortando retazos de jean para que los chicos armen ‘chicotes’ para la brigada. Funcionan para ‘aplastar’ el fuego. Son unas tiras que se cortan y las atamos a un palo. También se hacen monjas, que son para meterse al monte porque está lleno de espinas y así no se lastiman la cara», dice María de Las Estrellas Gareca, que vive hace 17 años en el pueblo.

Ella, además de cortar retazos, también atiende a los brigadistas que bajan. «Les pongo colirio en los ojos y también curo las pequeñas heridas que tienen. Estamos desde las 8, pero nos vamos turnando», dice.

A su derecha está Jessica Ramírez, que es la encargada de organizar los alimentos. «Estamos recibiendo donaciones de comida y lo vamos distribuyendo a los brigadistas. También estamos enviando bolsitas con snacks, frutas, agua, recibiendo botellas y bidones para poner agua fresca», explica.

Jessica Ramírez es la encargada de organizar los alimentos en San Marcos Sierras FOTO: MARCELO CARROLLJessica Ramírez es la encargada de organizar los alimentos en San Marcos Sierras FOTO: MARCELO CARROLLDespués de horas de lucha contra las llamas, Ignacio, Rubén y «Tito» encontraron un respiro en el punto de ayuda y esperan sentados en el suelo. Sus rostros, sus manos negras de hollín, sus zapatillas chamuscadas por el fuego reflejaban el arduo trabajo de intentar sofocar el fuego que devora todo a su paso.

En San Marcos Sierras, un grupo de 15 mujeres montó un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLLEn San Marcos Sierras, un grupo de 15 mujeres montó un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLL«Lo estamos controlando, pero bueno, hay que estar a la expectativa. Nosotros fuimos a Molino Viejo. Nos volvimos para recargar energía. Pero tenemos que estar atentos. Tenemos que cubrir esta parte para que el fuego no llegue al pueblo. Entre nosotros nos organizamos por dónde ir, somos gente común, vecinos con poca experiencia en esto. Después andan diciendo que no necesitamos ayuda, mira en el estado que estamos», dice Ignacio, mostrando sus zapatillas quemadas.

Agua para los bomberos y los vecinos

Al igual que el resto de los pueblos afectados por los incendios, los vecinos cargan bidones y botellas de agua de un litro o cualquier recipiente que encuentren a su paso. Cada inicio de camino que conduce a los focos de incendios hay una infinidad de bidones agrupados.

IEn San Marcos Sierras, un grupo de 15 mujeres montó un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLLIEn San Marcos Sierras, un grupo de 15 mujeres montó un dispositivo de asistencia para combatir los incendios. FOTO: MARCELO CARROLL«Si los bomberos bajan, no tienen agua para beber, y nosotros nos quedamos para dar una mano. Nos organizamos a través de las redes sociales. Cada día se reactiva un nuevo foco. Entonces, lo que hacemos es acumular botellas, las llenamos de agua potable para que los que están en los cerros apagando el fuego no tengan que bajar al pueblo a buscar agua», cuenta Agustina Luna (32).

Los voluntarios y las mujeres continúan organizándose, aunque la situación es cambiante y el peligro también es inminente. Cada uno aporta lo que puede, con la esperanza de contener el fuego que amenaza con devorar todo a su paso.

SC

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